Por Nessa Conquett
Para comprender el concepto de personalidad creadora es necesario referirnos no solo a la creatividad sino también a la actitud creativa. A través de la historia de la psicología ha establecido diversas teorías y conceptos acerca del proceso de la creatividad en el marco de un enfoque cognitivo en el cual se enfatiza en los procesos psicológicos implicados en el proceso de creación.
La psicología humanista se introduce en el concepto de creatividad a través de la actitud y los valores del artista o la capacidad creadora de todo ser humano para comprender los principios de la creación artística, la improvisación y la inspiración, es decir, el momento concreto de la experiencia cumbre o éxtasis que se refiere a “la fusión con la realidad observada, una unidad donde existía una dualidad, una especie de integración del si mismo con lo otro. (Maslow, 1962; Laski, 1921). También se expresa esta experiencia como el descubrimiento de algo oculto, una revelación, despojo de velos, beatitud, rapto o exaltación. (Maslow, 1971, Pág. 88).
La aproximación al estudio de la creatividad ha estado dirigido hacia el proceso de creación de la obra terminada y en función de esta, sin embargo, una reflexión mas humanista nos permite encontrar adentrarnos en la posibilidad de desarrollo humano que representa la expresión artística y la experiencia creativa. Un enfoque holista de la creatividad no solo nos sugiere una mirada más total de la creación sino que nos enseña la importancia y el significado de la primera fase del acto creador, antes de la elaboración de la obra.
En primera instancia, es necesario rescatar el valor de la enseñanza del arte a través del arte mismo por sus virtudes pedagógicas y porque permite el desarrollo de la actitud creativa, la expansión de la consciencia. El pensamiento creativo hace referencia a la capacidad del individuo de resolver problemas a través de diversas alternativas para la estimulación de habilidades cognitivas con ejercicios de pensamiento.Sin embargo, la actividad creadora expresa un individuo que manifiesta su ser y lo que lo rodea a través de símbolos y valores que el mismo construye en el devenir de su existencia en dirección a la búsqueda de un sentido y un significado de vida. En este orden, la propuesta de Abraham Maslow nos ofrece una postura que sustenta en que consiste la personalidad creadora a través de los principios y elementos que conforman la misma.
En primer lugar, el estudio de la expresión artística que se hace desde este enfoque esta dirigido a la fase de “inspiración del furor creativo” en donde el individuo experimenta el momento presente, valga la redundancia, a través del desprendimiento de las nociones del tiempo pasado y futuro porque esta enfocado en lo que otros psicólogos humanistas al igual que Maslow, han denominado “el aquí y el ahora”
Maslow (1971) afirma que la persona creativa esta ahí, totalmente inmersa en el presente o situación actual; a esta experiencia también se le conoce como la perdida del si mismo o el ego, otras veces, se le comprende como la experiencia del si mismo. Incluso, es normal que a este tipo de experiencias se les asocie con fuentes sobrenaturales o trans-humanas en la cual se expresa una verdad anteriormente oculta, una revelación, y en ultimas casi un contacto real con la beatitud, el éxtasis o la exaltación. La definición que hace Maslow sobre esta experiencia de furor creativo podría resumirse en una fusión con la realidad observada, con el “asunto entre manos” como este autor ha querido llamarlo, “una unidad donde existía una dualidad, una especie de integración del si mismo en el otro” (Maslow, 1971, Pág. 88).
En esta etapa del asunto entre manos expresa diversos elementos propios de una personalidad actualizadora, de un hombre libre y responsable que decide vivir plenamente y así, enfrentar los cambios vertiginosos de los contextos socioculturales en los que se encuentra inmerso y participa activamente. Por lo tanto, la caracterización sobre esta etapa que hace Maslow nos permite abordar el arte o la expresión artística como un medio para la autorrealización y el desarrollo del potencial humano.
Para mayor comprensión, es necesario establecer una distinción en las fases del proceso creativo, por una parte estamos frente a una fase primaria de la creación que se refiere a la inspiración e improvisación que se traduce en una actitud y disponibilidad del individuo que explicaremos con mayor profundidad, y una fase secundaria que consiste en la elaboración o desarrollo de la inspiración que se asocia con la disciplina y el trabajo arduo de la inspiración. (Maslow, 1971, Pág. 85)
En este orden, la fase referida a la inspiración expresada como la experiencia del aquí y el ahora nos permite hallar diversos aspectos y elementos relacionados con el crecimiento personal y la autorrealización, el cual tiene un impacto en la plenitud y felicidad humana. Muchas de nuestras acciones podrían estar siendo bloqueadas en este momento de expresión de nuestros deseos y emociones, por lo tanto, la fase de inspiración podría revelarnos elementos importantes del fracaso y los sentimientos negativos, en la medida en que es una experiencia común en los seres humanos, y así mismo, movilizar las experiencias positivas y la búsqueda de la vida y la actualización. Otras características o elementos importantes de esta fase de inspiración mencionadas por Maslow, es decir, lo que sucede durante la inspiración recogen la experiencia de la creación y muestran un hombre vivo, concreto y libre propio de la actitud creadora que debe primar para vivir la experiencia del ser.
En primer lugar, en el momento de la creación, afirma el autor humanista, el individuo renuncia al pasado haciendo del pasado no algo distinto o ajeno a la persona actual sino por el contrario concibiéndola como el resultado de la recreación y transformación que el pasado representa en esta, expresando a la persona y al pasado como una unidad. Este es un concepto muy parecido al “pasado ahistórico” de Lewin. (El pasado de Rollo May). (Maslow, 1971)
Así mismo, como renuncia al pasado, renuncia al futuro también como noción de tiempo para lograr total presencia en el momento presente, es decir, no encuentra el presente como un escenario de preparación para el futuro: planeando, adelantándose, atribuyendo, prediciendo, preparando una replica, sin escuchar y observar de forma total. En otras palabras, es no tenerle aprensión al futuro y no tratar el presente como un medio para un fin futuro. (Maslow, 1971, Pág. 90) Las personas creativas en el momento de crear solo están absortas por lo que sienten y expresan sin pensar en el resultado o en donde proviene la idea, de esta manera, se entregan con totalidad ofreciéndose a si mismos una experiencia de libertad que les permite alcanzar sus metas y deseos.
La experiencia del aquí y el ahora no es mas que estar absortos por el presente, renunciando al pasado y al futuro, el modo en como percibimos el mundo en este momento es completamente distinto a cuando somos consciente que nos observan e incluso que nos auto-observamos, con una plena inocencia. Maslow (1971) se refiere a la inocencia como otro aspecto de la experiencia de la creación artística atribuida a las personas altamente creativas.
Para comprender mejor este punto, refirámonos a un niño que no tiene juicios a priori, libre de modas, tendencias, hábitos o estereotipos de lo bueno y lo malo, sino que esta dispuesto a recibir lo que suceda sin ninguna reacción o sentimiento especifico planeado. Los estereotipos y todo esto que hemos mencionado que se encuentra lejos de la inocencia bloquea el proceso de creación porque tenemos ideas y esquemas de lo que es y debe ser que no nos permiten ver lo no visto, lo inconcebido y poder concebirlo, provocando que no identifiquemos las oportunidades de creación y cambio en la realidad circundante e interior.
Otra característica importante de la experiencia de inspiración de la creación artística es la reducción de la conciencia, es decir, el alejamiento del rol o función en torno a la cual vivimos para ir al encuentro del verdadero yo, nuestro autentico si mismo o identidad verdadera. En el momento de la inspiración que antecede a la elaboración de la obra o producto, los individuos se alejan de los lazos forzados y asfixiantes de las obligaciones, los temores, las esperanzas, las relaciones neuróticas de dependencia y los lastres históricos del pasado o la niñez (experiencias positivas o negativas), lo que conlleva a establecer un vínculo consigo mismos y el desprendimiento de las mascaras.
La perdida del ego consiste en no auto-observarnos, es decir, no autoevaluarnos como críticos, sino acercarnos al ego experiencial, el que vive plenamente el momento de creación y presencia en el mundo. De esta manera, tiene lugar la unificación, unidad e integración de la persona. En la medida en que se reduce la conciencia y no hay autocritica, la fuerza inhibitoria de la misma disminuye, por lo tanto, el si mismo deja de ser un escenario de dudas, conflictos y miedos que perjudican la creatividad y la espontaneidad, para convertirse en un lugar para la expresión.
En este orden, desaparecen los temores, las ansiedades, las neurosis propias de la inadecuada resolución de los conflictos, así mismo, hay una disminución de las defensas e inhibiciones, controles y defensas, dando lugar a la fortaleza y el coraje, la obstinación, la independencia, autosuficiencia, fuerza de carácter, hay menos temor al ridículo tal cual como un niño, estar absorto es estar lejos del miedo. “tener mas valor nos facilita el dejarnos atraer por el misterio, lo no familiar, lo novedoso, ambiguo y contradictorio, lo inhabitual e inesperado, etc. En lugar de sospechas, miedos, cautelas o recurrir a mecanismos de defensa.” (Maslow, 1971, Pág. 94)Esto ultimo, también se expresa como auto-olvido e inmersión en el aquí y el ahora, en el cual se presenta una tendencia a ser positivos porque hay aceptación, en vez de rechazo, desaprobación y selectividad. Hacernos unos con el asunto entre manos significa que dejemos que sea la voluntad del mismo. La aceptación, la reducción de la conciencia, la perdida del ego propicia la confianza, es decir, en el permiso que nos otorgamos de abandonar la tensión, el esfuerzo, a la volición, al control.
La receptividad taoísta consiste en una actitud de no interferencia, de dejar ser al asunto entre manos, aquello que nos viene como inspiración o idea original, vivirlo y experienciarlo sin evaluarlo, así mismo incluso anhelar dejarlo ser. Esta actitud permite percibir y comprender todo el valor del asunto entre manos, aquella idea, en si mismo, su naturaleza y estilos propios, para esto es necesario guardar silencio y respeto frente a lo otro, a eso que se esta desmantelando.
Existen otros elementos significativos de la experiencia artística que vinculan al individuo a la contemplación, el descubrimiento y el conocimiento de sus habilidades creativas, pero más allá de la cognición, un despertar de las actitudes y sentimientos que mueven la conciencia creadora que se encuentra en el presente de los individuos. La personalidad creadora representa no una estructura de pensamiento sino un conjunto de elementos que constituyen el acceso a una experiencia que vincula al individuo con su cuerpo y sus emociones para alcanzar un encuentro con su espontaneidad, libertad y creatividad en cualquier ámbito de la vida.

2 comentarios:
Gracias por este resumen.Me ha servido mucho.Un saludo
Es muy bueno. Avisame si escribes algo más
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